RECIBIMIENTO Y
PREEMINENCIAS EN LA LUCHA ENTRE EL
CONCEJO Y EL CABILDO PLACENTINO.
Constaba en 1594 y
1599, que el cabildo no podía permitir que el Concejo entrase en 1594 bancos
grandes con respaldo y con las armas de la ciudad, sin embargo, seguía habiendo
privilegios por parte del Cabildo que tenía otra tabla de medir para los
caballeros principales y cito textualmente
“...que el domingo siguiente a los hechos (día de Nuestra Señora
de la Candelaria) hubo escándalo y alboroto porque un regidor se sentó
en mejor asiento que un caballero de los más principales ...”(1) ¿No decía
el Cabildo que para evitar males e inconvenientes mandó realizar bancos? Y ¿No
decían también, que para evitar las preeminencias que hubo unos años a tras
cuando los principales de esta ciudad como el Marqués de Mirabel don Fabrique
de Zúñiga o don Francisco de Carvajal tenían sitio reservados en la capilla
mayor se hicieron bancos para que todos fuesen iguales? Entonces cómo seguía
habiendo privilegios para los caballeros más principales (2) y en cambio ¿por
qué no se tenía la misma consideración cuando el Concejo iba en forma de Ciudad
a la Catedral?
Los acontecimientos que se iban a producirse tenían una respuesta lógica
a tanta falta de respeto y de cortesía hacia el Concejo.
En la madrugada del día 2 de febrero de 1594 y sobre las tres de la mañana cuando se
celebraba en la Santa Iglesia Catedral de Plasencia la hora de maitines de la
festividad de Nuestra Señora de la Candelaria, los canónigos, que estaban
rezando sus salmos en el coro de la Catedral quedaron sorprendidos al ver como algunas personas acompañados de
algún regidor de la ciudad, entraban con unos bancos nuevos de nogal con
respaldo alto, clavazón dorado (conjunto de clavos) y con el escudo de armas de
la ciudad en cada uno de ellos.(3) Bancos por cierto que mandó realizar el
Concejo a los hermanos carpinteros Antonio y Juan Rodríguez vecinos de
Plasencia.
Los colocaron dentro de la capilla mayor de la mencionada iglesia y al
ser tan grande, ya que eran para más de cuarenta regidores sin contar
alguaciles y oficiales, ocupaban hasta las gradas de la misma capilla.
El cabildo y los pocos fieles asistentes se quedaron perplejos ante esta
novedad. Sin permiso y sin conocimiento de causa, la Ciudad irrumpía a deshoras
y se atrevía a hacer actos en contra del derecho canónico ya que era de uso y
costumbre que cuando la Justicia y Regidores venían en forma de Ciudad se les
ponía unos bancos bajos con alfombrilla y sin respaldos en la capilla mayor.
Pueden imaginarse por un momento el hecho, la conmoción de las dignidades
presente, del deán, de los arcedianos en definitiva de todas las dignidades
eclesiástica allí presentes que observaban y de forma atónita la colocación de
los mencionados bancos. Además veían que por su extensión ocupaban gran parte
de la Capilla Mayor incluso llegaban hasta las gradas por lo cual impediría la
salida del presbítero o de los minístrales a celebrar la misa o a realizar la
procesión, (si no se podía hacer, ellos sus honrosas dignidades, no podían
cobrar sus reales por la asistencias a estos actos).Así como los graves
inconvenientes que se harían a los caballeros cuando llegaran a esta festividad
y debido a lo grande que eran los bancos impedirían ver el coro a estos
caballeros y podrían dejar de acudir a los oficios. ¿No decían que no había preeminencias?...
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1, 2 y 3 Archivo Histórico Catedralicio placentino
legajo 19, extensión 21, p. 5v y ss., que
corresponde al testigo nº 2 Alonso Serrano
Autor: Alfonso Párraga Sánchez
Lcdo.: Geografía e Historia y Diplomado en Estudios
Avanzados.