En tiempos del rey D. Fernando IV tuvo lugar un suceso que en aquella época causó una gran impresión a toda la sociedad española, como fue el caso de la muerte de los hijosdalgos, D. Pedro y D. Juan Alfonso de Carvajal, hijos de D. Alfonso de Carvajal, que a su vez, fue el hijo de D. Gonzalo González de Carvajal, el primero de esta familia, que residió en Plasencia. Hombres todos ellos, tenidos en alta estima y consideración por los reyes, D. Fernando III el “Santo“ y D. Alfonso X el “Sabio”.
La historia de los hijos de D.Alfonso de Carvajal, comienza con las rivalidades existentes, entre dos linajes, “Carvajal y Benavides”, de donde como siempre acontece, nacieron entre ellos, bandos y pasiones, que duraron mucho tiempo y como estos caballeros de tan ilustres apellidos estaban en la Corte, las enemistades revivieron de donde nació, que un caballero llamado Pedro Bujo o Buxon de Benavides y Pedro Alfonso de Carvajal se desafiaron e hicieron “campo” (duelo), cerca de una de las puertas, (que desde entonces se llama del “Campo”) de la ciudad de Valladolid, en donde estaba la corte en aquella época.
D. Pedro Alfonso de Carvajal, mató al de Benavides, en tiempos del rey D. Fernando IV en cuya casa y servicio se criaba, un hijo del Benavides muerto, siendo éste muy estimado por este rey, no traería nada más que complicaciones y problemas a los Carvajales como así sucedería.
La corte de Castilla y León, se traslada a Palencia y en esta ciudad, es muerto sin saber por quién, un tal caballero llamado, Juan Alfonso de Benavides, hermano del muerto Pedro de Bujon.
Aquel perdió la vida cuando iba del palacio a su posada, lo cual, fue renovar a todo el linaje, la muerte del otro hermano y del hijo que era de tan alta estima del Rey y, aunque no se pudo averiguar el matador, todas las culpas cayeron del bando de los Carvajales.
El rey D Fernando IV, estando en Alcaudete (Jaén), es mal informado contra ellos y manda al Almirante de Castilla, a prender a los dos hermanos de Carvajal, son apresados, conducidos, juzgados y sentenciados al tercer día de su presencia ante el Rey.
La sentencia era a muerte, siendo despeñados en la peña de Martos, provincia de Jaén.
Muerte harto rigurosa y que solamente hay constancia de otra ejecución de este tipo en los Anales de Aragón, la cuenta D. Jerónimo Zurita en los “Anales de Aragón”, en el 2º volumen de la 1ª parte, libro 8º, capítulo 33, en tiempos del rey D. Pedro IV de Aragón y que aunque la ley 24º, artículo 2.1 de la partida 2ª dispone, que los caballeros hijosdalgos, por delitos despeñen y, entre otras penas, ponen esta, con todo, por ser tan rigurosa, no se ha usado en España.
En este romance, algunos autores, dicen que les mando cortar el Rey, pies y manos y sacar los ojos y después, despeñarlos, mas otros, no cuentan más de sólo despeñarlos.
Los cierto es, que éstos, sufrieron esta tan horrible muerte y sintiéndose antes de ser ejecutados, inocentes y mal juzgados, por el tribunal de la Tierra como indica el romance, apelaron para el del cielo y emplazaron al rey (de ahí, su sobre nombre del “Emplazado”), para que pareciese ante Dios, a dar cuenta, porque les mandaba matar, de aquel género en que ellos morían, en treinta días.
La sentencia, fue pronunciada, el 8 de agosto del año 1312 y el emplazamiento fue para treinta días después, hecho que sucede, con gran estupor y sorpresa en vísperas de nuestra señora de septiembre, que es el día 9 de este mes.
“Acababa el rey de almorzar y como era usual se retiró a reposar, pareciéndoles a los criados que dormía mucho entraron a despertarle y le hallaron muerto, el último día de los treinta señalados”.
La muerte del rey tan repentina, causó mucha admiración y conocimiento por parte de todos, de la inocencia, de los dos hermanos.( Se ha mantenido, la transcripción literal )