Hola a tod@s acaba nuestro
septuagésimo segundo día y seguimos resistiendo. Un día más, un día menos (26/5/2020)
Un
cuento para compartir y hacernos reflexionar sobre el objetivo de nuestra
empresa de servicio de ayuda a domicilio, “El espejo”, adaptación de un cuento
tradicional oriental.
“Cristian casi no vio a la señora en el auto parado al costado de la carretera. Llovía fuertemente y era de noche.
Pero se dio cuenta que ella necesitaba de su ayuda…
Paró su auto y se acercó. El
auto de la señora olía a tinta, al ser tan nuevo. La señora, pensó que pudiera ser
un asaltante, él no inspiraba confianza, parecía pobre y hambriento.
Cristian
percibió que ella tenía mucho miedo y le dijo: “Estoy aquí para ayudarla
madame, no se preocupe. Por qué no espera en el auto que está más calentito? A
propósito, mi nombre es Cristian”
Bueno, lo que pasaba es que ella
tenía una llanta pinchada y para colmo era una señora de edad avanzada, algo
bastante incomodo. Cristian se agachó, colocó el gato mecánico y levantó el
auto. Una vez que había cambiado la rueda se percató que había quedado un poco sucio y con una
herida en una de las manos…Herida causada cuando apretaba las tuercas de la
rueda. Ella abrió la ventana y comenzó a conversar con él. Le contó que no era del
lugar, que sólo estaba de paso por allí y que no sabía cómo agradecer por la
preciosa ayuda. Cristian apenas sonrió mientras se levantaba.
Ella preguntó cuánto le debía. Ya
había imaginado todas las cosas terribles que podrían haber pasado si Cristian no
hubiese parado para socorrerla. Cristian no pensaba en dinero, le gustaba
ayudar a las personas…
Este era su modo de vivir. Y
respondió: “Si realmente quisiera pagarme, la próxima vez que encontrase a
alguien que precise de ayuda, dele a esa persona la ayuda que ella precise y
acuérdese de mi”…
Algunos kilómetros después la señora
se detuvo en un pequeño restaurante, la camarera vino hasta ella y le trajo una
toalla limpia para que secase su mojado cabello y le dirigió una dulce sonrisa…
La señora notó que la camarera
estaba con casi ocho meses de embarazo, pero la misma no dejó que la tensión y
los dolores le cambiaran su actitud…
La señora quedó curiosa en saber
cómo alguien que teniendo tan poco, podía tratar tan bien a un extraño.
Entonces se acordó de Cristian. Después que termino su comida, y mientras la
camarera buscaba cambio, la señora se retiro…
Cuando la camarera volvió quiso
saber donde la señora pudo haber ido, cuando noto algo escrito en la
servilleta, sobre la cual tenía 5 billetes de 100 euros.
Le cayeron las lágrimas de sus ojos
cuando leyó lo que la señora escribió. Decía:
Tú no me debes nada, yo tengo
bastante. Alguien me ayudo hoy y de la misma forma te estoy ayudando. Si tú
realmente quisieras reembolsarme este dinero, no dejes que este círculo de amor
termine contigo, ayuda a alguien…
Aquella noche, cuando fue a casa,
cansada se acostó en la cama, su marido ya estaba durmiendo y ella quedó
pensando en el dinero y en lo que la señora dejó escrito…
Cómo puede esa señora saber cuánto
ella y el marido precisaban de aquel dinero? Con el bebe que estaba por nacer
el próximo mes, todo estaba difícil…
Quedo pensando en la bendición que
había recibido, y dio una gran sonrisa…
Agradeció
a Dios y se volvió hacia su preocupado marido que dormía a su lado, le dio un
beso suave y susurró:
-Todo
estará bien; te amo… Cristian!
LA
VIDA ES ASI… UN ESPEJO… TODO LO QUE TÚ DAS, VUELVE A TI (INICIATIVA SOCIAL
INTEGRADORA)
Si te sientes
cansado, solo, angustiado o inquieto, tiéndele tu mano y apóyate en Él,
¡¡¡VAMOS
PLASENCIA!! ¡¡¡VAMOS ESPAÑA!!!
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