Hola a tod@s acaba nuestro
sexagésimo noveno día y seguimos resistiendo.
Un día más, un día menos (23/5/2020)
¿Existe también el tiempo
del estar con Dios? Cuando estamos llenos de vida, a menudo lo empujamos a los
márgenes de la existencia, porque nos las arreglamos para encontrar
innumerables cosas que hacer antes, que parecen más urgentes o agradables,
mientras que estar ante el Señor puede ser pospuesto.
Para muchas personas
este extraño tiempo de quedarse en casa debido a la pandemia ha sido un tiempo
de redescubrimiento de la oración. Nos preguntamos si la reducida posibilidad
de ir a la iglesia afectará negativamente en la fe y la vida espiritual; pero
también puede ser un momento en el que -como dijo Jesús a la mujer samaritana-
aprendamos a adorar al Señor en espíritu y en verdad en cada lugar, incluso en
la casa donde estamos obligados a permanecer, incluso en una forzada inactividad
exterior. Jesús añade que el Espíritu sopla donde y cuando quiere, pero sin
excluir que también nosotros podemos ofrecerle ocasiones y vías para soplar,
ayudándonos mutuamente de mil maneras para mantener viva la presencia de Dios
en el horizonte de nuestro tiempo, a través del testimonio, la palabra, la
cercanía en la caridad.
El tiempo para el
Señor puede parecer marginal en el día, pero en realidad es el tiempo del que
puede emerger una manantial de significado y orden para el resto del espacio de
nuestras vidas a la luz del Evangelio. ¿Qué ha sido bueno en mis días, en este
día mío? ¿Con qué espíritu he vivido mis relaciones con las personas que me han
sido confiado o que he encontrado? Todos hemos oído hablar del
"examen de conciencia" para ponernos ante Dios y así poner nuestras
vidas en orden. Pero muchas veces lo hemos olvidado. ¿La pandemia que ha
alterado los ritmos de nuestras vidas no es una ocasión inesperada para
reordenarlos de manera que encuentren su propósito y su significado? ¿Sólo
para nosotros o no también para nuestra comunidad humana? FEDERICO LOMBARDI
Si te sientes
cansado, solo, angustiado o inquieto, tiéndele tu mano y apóyate en Él,
¡¡¡VAMOS
PLASENCIA!! ¡¡¡VAMOS ESPAÑA!!!
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