Plasencia. Siglo XVI

Plasencia. Siglo XVI
Luis de Toro, médico e historiador

miércoles, 22 de julio de 2015

La leyenda de la judía llamada "Raquel"

DON ALFONSO VIII, REY DE CASTILLA Y LA LEYENDA DE LA JUDÍA FERMOSA, CONOCIDA COMO "RAQUEL".

            Hace ya algún tiempo, cuando estaba inmerso en esta historia recordé que ésta había de escribirla con pinceladas cortas, dando a cada una de ella, el trazo y la forma precisa y siendo fiel al objeto que quería representar sino uno podría caer fácilmente en embellecerla según mi idea o modo de verla, por este motivo, he querido ser honesto con las opiniones plasmadas mucho antes por personas muy relevantes en el mundo de la historiografía más reciente y relatarles una de las historias tan bien trazadas por los enemigos de nuestro rey castellano Alfonso VIII, que incluso hoy, se duda de que no fuera verdad, aunque hayan pasado más de 800 años. Sin embargo en estos tiempos parece que todo lo antiguo y sobre todo la Edad Media, ha tomado un gran auge por la aparición de tantos libros que algunos, (los menos, afortunadamente), escriben contando historias de reinos y hazañas que nunca han existido, caballeros victoriosos de no sé qué batallas, obispos y abades misteriosos con secretos bien guardados, tesoros por descubrir, relaciones desconocidas entre la astronomía y el arte y un sin fin de no sé que cosas más, ¡hasta el cine! retoma el gusto por lo épico.
            En cambio, los que intentamos estudiar los legajos antiguos, descifrar en sus contenidos las relaciones existentes entre linajes, sus anhelos, deseos y miedos, sus ambiciones y traiciones en estas coordenadas espacio – tiempo que se nos ofrecen y en la que nos vemos envuelto a través de los diversos escribanos, también nos sentimos llamados a la inventiva, pero ajenos a esta idea, intentamos ceñirnos a la verdad. Sí la verdad,  aunque algunos puedan pensar ¿qué verdad? No quiero entrar en estas disputas ni ahora, ni después, mi verdad se encierra en lo que se lee, en lo que se puede testificar con un documento de la época, lo que se pude observar y cotejar en unos papeles (algunos en pergamino), en los diversos archivos de nuestro país y localidades y en los estudios de hombres y mujeres que silenciosos y  ajenos a tanta efímera fama hicieron y hacen que nuestra historia se escriba con mayúscula por su entrega y profesionalidad.
            Nuestra leyenda empieza de esta forma: .- Corrían  los años en el que el emperador Alfonso VII así llamado por los hombres y mujeres de aquel reino de León y de Castilla se enfrentaba a los árabes cuando le sobrevino la muerte bajo una triste encina del Muradal, en Sierra Morena. Dejaba a sus hijos Sancho III y Fernando II que por rivalidades y ambiciones de esos tiempos se repartirían los reinos de Castilla y León respectivamente.

jueves, 16 de julio de 2015

Curiosidades

Este relato escrito a finales de siglo XVI, se publico en unos de los libros escritos de las curiosidades de España dedicándoselos al Príncipe de Piamonte, el primogénito del Duque de Saboya, muerto en 1580, posteriormente en 1886 se reimprimió la obra, y en unos de sus libros, tomo II, en su pagina 254, nos dice…


El cual, prosiguiendo su camino fué á Toreil, y de allí a la venta de Masagona, en donde en toda aquella tierra vid que araban los bueyes con unos ramplones como medias herraduras. De allí fué á Malpartida, donde se labra hoy día una iglesia de San Juan Bautista harto buena, y de ahí otro día á Plasencia, donde vio la iglesia catedral, que es de las cosas curiosas que hay que ver en España: un verdadero joyel de oro. Solo se nota por falta ser el cabo de altar bajo, mas el principio es tan rico que parece que nunca se ha de acabar. La obra es delícadissima, y las junturas de las piedras tienen un dedo de oro. La raya que en ellas había de quedar señalada esta tan dorada, que el oro embebe la blancura; en una palabra, acabada será obra digna de ser vista. Tiene el Obispo quarenta mil ducados de renta; es tierra regalada, y es el vergel de Castilla por las frutas que en esta Vera de Plasencia se hallan; ciudad opulenta en muchas cosas; terná al pié de cinco mil vecinos; hay gente noble, que vive allí el Marqués de Mirabel y muchos hidalgos, y gente de pro y hartos mayorazgos. Por la cual, por breve tiempo discurrió el Pelegrino, y fue de allí á Santo Domingo, un monesterio bueno y claustro muy alegre, con una sacristía hecha desta obra de Talavera, cosa curiosa harto. De allí fué a San Francisco y á Jesus, otro monesterio, y acabadas las devociones, fuese a los recreos que los frailes tienen, entre los cuales es una isla bien arbolada, formada por un rio, que Xerete se llama, y gozala más que nadi Don Favian de Manroyo’, que es un caballero de muchas..."

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