Plasencia. Siglo XVI

Plasencia. Siglo XVI
Luis de Toro, médico e historiador

martes, 8 de septiembre de 2015

El romance de los hermanos Carvajales despeñados.1312

            De esta historia o leyenda han transcurridos en un día como hoy 703 años. Merecía la pena que todos conocieran lo que sucedió en aquel año que tiene relación con el primer Carvajal llegado a Plasencia.

       En tiempos del rey D. Fernando IV tuvo lugar un suceso que en aquella época causó una gran impresión a toda la sociedad española, como fue el caso de la muerte de los hijosdalgos, D. Pedro y D. Juan Alfonso de Carvajal, hijos de D. Alfonso de Carvajal, que a su vez, fue el hijo de D. Gonzalo González de Carvajal, el primero de esta familia, que residió en Plasencia. Hombres todos ellos, tenidos en alta estima y consideración por los reyes, D. Fernando III el “Santo“ y  D. Alfonso X el “Sabio”.

       La historia de los hijos de D.Alfonso de Carvajal, comienza con las rivalidades existentes, entre dos linajes, “Carvajal y Benavides”, de donde como siempre acontece, nacieron entre ellos, bandos y pasiones, que duraron mucho tiempo y como estos caballeros de tan ilustres apellidos estaban en la Corte, las enemistades revivieron de donde nació, que un caballero llamado Pedro Bujo o Buxon de Benavides y Pedro Alfonso de Carvajal se desafiaron e hicieron “campo” (duelo), cerca de una de las puertas, (que desde entonces se llama del “Campo”) de la ciudad de Valladolid, en donde estaba la corte en aquella época.

       D. Pedro Alfonso de Carvajal, mató al de Benavides, en tiempos del rey D. Fernando IV en cuya casa y servicio se criaba, un hijo del Benavides muerto, siendo éste muy estimado por este rey, no traería nada más que complicaciones y problemas a los Carvajales como así sucedería.

       La corte de Castilla y León, se traslada a Palencia y en esta ciudad, es muerto sin saber por quién, un tal caballero llamado, Juan Alfonso de Benavides, hermano del muerto Pedro de Bujon.

Aquel perdió la vida cuando iba del palacio a su posada, lo cual, fue renovar a todo el linaje, la muerte del otro hermano y del hijo que era de tan alta estima del Rey y, aunque no se pudo averiguar el matador, todas las culpas cayeron del bando de los Carvajales.
      
El rey D Fernando IV, estando en Alcaudete (Jaén), es mal informado contra ellos y  manda al Almirante de Castilla,  a prender a los dos hermanos de Carvajal, son apresados, conducidos, juzgados y sentenciados al tercer día de su presencia ante el Rey.
       La sentencia era a muerte, siendo despeñados en la peña de Martos, provincia de Jaén.
       Muerte harto rigurosa y que solamente hay constancia de otra ejecución de este tipo en los Anales de Aragón, la cuenta D. Jerónimo Zurita en los “Anales de Aragón”, en el 2º volumen de la 1ª parte, libro 8º, capítulo 33,  en tiempos del rey D. Pedro IV de Aragón y que aunque la ley 24º, artículo 2.1 de la partida 2ª dispone, que los caballeros hijosdalgos, por delitos despeñen y, entre otras penas, ponen esta, con todo, por ser tan rigurosa, no se ha usado en España.
       En este romance, algunos autores, dicen que les mando cortar el Rey, pies y manos y sacar los ojos y después, despeñarlos, mas otros, no cuentan más de sólo despeñarlos.
      
Los cierto es, que éstos, sufrieron esta tan horrible muerte y sintiéndose antes de ser ejecutados, inocentes y mal juzgados, por el tribunal de la Tierra como indica el romance,  apelaron para el del cielo y emplazaron al rey (de ahí, su sobre nombre del “Emplazado”), para que pareciese ante Dios, a dar cuenta, porque les mandaba matar, de aquel género en que ellos morían, en treinta días.
      
La sentencia, fue pronunciada, el 8 de agosto del año 1312 y el emplazamiento fue para treinta días después, hecho que sucede, con gran estupor y sorpresa en vísperas de nuestra señora de septiembre, que es el día 9 de este mes.

“Acababa el rey de almorzar y como era usual se retiró a reposar, pareciéndoles a los criados que dormía mucho entraron a despertarle y le hallaron muerto, el último día de los treinta señalados”.
      
La muerte del rey tan repentina, causó mucha admiración y conocimiento por parte de todos, de la inocencia, de los dos hermanos.( Se ha mantenido, la transcripción literal )




El romance dice así:
                    I                                                                         II
En Alcaudete estaba el Rey                          Que les cortasen los pies
en ese lugar nombrado,                                  y les cortasen las manos
en Jaén tiene la pascua                                  y les sacasen los ojos
en Martos el cabo de año.                              ojos a los dos hermanos.

Cuando le daban querellas                             Y mandoles despeñar
de dos hombre fijosdalgo                               de aquesa peña de Martos
de Pedro de Carvajal                                      o de la otra de Aillon,
y Juan Alfonso su hermano.                           porque diesen mayor salto.

Porque robaban las tierras                              Podeislo mandar el Rey
y porque corrian el campo                              sin hacer desaguisado
mandolos prender el Rey                                más nunca os vendimos villa
y buscar por su reinado.                                  no os dejamos en el campo.

Halloles el almirante                                       Siempre leales fuimos
allá en Medina del Campo,                              y bien sujetos vasallos
comprando estaban arneses                            más pues lo mandais señor
jaeces a sus caballos.                                      cumplase vuestro mandado

Presos, presos caballeros                                Mas emplazamos hoy Rey
que del rey traigo mandado,                            ante el juez soberano
plácenos dicen señor                                       que de hoy en treinta días
por cumplir el su mandado                             con nosotros seas a plazo.

Ya parten los caballeros                                 Y tomamos por testigos
ya parten los hijosdalgos                                  a San Pedro y a San Pablo
van con grillos a los pies                                por nuestra procuradora
con esposas a las manos.                                a la Virgen sin pecado.

Jornadas de quince días                                 Y tomamos por fiscal
en ocho las han andado                                  a Lucifer el diablo
entran en casa del Rey                                   que delante de Dios pida
de ese buen rey D. Fernando.                         aqueste desaguisado.

Mantenganos Dios, señor,                             A los veinte y cinco días
dos prisioneros vos traigo                              estaba el rey muy malo
a Pedro de Carvajal                                        y desde a los ventisiete
y a Juan Alfonso su hermano.                        ya estaba desahuciado.

Ido a comer Almirante                                   Y ahora a los ventiocho
ponedlo a buen recaudo                                  el señor le habían dado,
dentro de tercero día                                       y desde los veintinueve
la sentencia ha fulminado.                             de ungirle  habían tratado.
                                      No eran cumplidos los treinta
                                      cuando el rey era finado
                                      roguemos a Dios por él,
                                      que le haya perdonado.            (Alfonso Párraga Sánchez).



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