Plasencia. Siglo XVI

Plasencia. Siglo XVI
Luis de Toro, médico e historiador

sábado, 26 de marzo de 2016

LEYENDA DE PLASENCIA.


EL CRISTO DEL BORREGO
(CRISTO  DE LOS AFLIGIDOS)

            En la calle del Borrego (esta calle está situada entre la calle del Sol y la calle de Cartas), se puede contemplar encima de un muro  una hornacina que contiene una pequeña imagen de un Crucificado.
            Cuentan las leyendas placentinas que en algún momento de nuestra historia, ese pequeño Cristo, venerado en algún otro sitio, apareció tirado en plena calle.           
Una vecina, no se sabe si por caridad o por ultraje, lo arrojó entre las cenizas de sus basuras.  Aquel día cuando la gente pasaba escuchaba lamentos como de un moribundo que se quejaba. Al volver de su trabajo la menesterosa mujer, escuchó alarmada los quejidos que salían de su casa. 
            Buscando en la dirección de su procedencia, quedó horrorizada  porque los dejaban escapar los labios del Cristo que ella había tirado a los desperdicios. (Otra leyenda dice que unos judíos que vivían en unas casas cercanas le arrojaban los sábados agua hirviendo para escuchar sus lamentos.)
            Al divulgarse el hecho, se decidió hacerle la hornacina  y ponerlo encima de la pared  para evitar que se pudieran repetir los ultrajes que motivaron el milagroso suceso. 
            Se pidió permiso al Ayuntamiento y al dueño de la pared, los cuales aceptaron, y el día 7 de mayo de 1.799 el Ayuntamiento da el permiso de construcción.  Por lo tanto se ve claramente que la Hornacina y la Imagen  son de propiedad del pueblo.
            De todas maneras no se dejó hacer la capilla como se quería, pues se solicitó hacer un arco de un lado al otro de la calle, para que las personas que estuvieran rezando no se mojaran, pero el dueño de la casa de enfrente se negó, alegando que el arco le quitaría luces a la calle y a su casa.
            La pared donde está la capilla es la del patio de lo que fue Colegio de San José, del cual todavía se conserva en la calle de Cartas, la fachada de cantería con un curioso escudo, en el cual se ve un niño con un racimo de uvas y un manojo de espigas, (hay otro igual en Jaraíz de la Vera).
            Este Colegio de San José se fundó en el año 1.584, y fue su creador el Maestrescuela de la S. I. Catedral, don Juan de Belvis.
            Estaba este Colegio agregado a la Universidad de Salamanca, y por lo tanto sus alumnos estudiaban indistintamente, unos en Plasencia y otros en Salamanca.
            El Cristo es  una talla pequeña del siglo XVI, la cual ha sido siempre muy venerada en la ciudad. Prueba de ello es que se le acoplaron a los lados de la hornacina unos farolillos de aceite, y durante decenas de años han estado siempre encendidos.
            Este Cristo también ha sido llamado “de las enagüillas” por la falda que le cubría, la cual estaba rematada con unas grandes puntillas.
            Ya en el año 1.932 sufrió este Cristo otro grave atentado. Una noche unos destacados socialistas de la ciudad, en nombre de la cultura y el respeto a los valores del pueblo, se dedicaron a apedrear las capillas existentes en la ciudad.
            Aunque las hornacinas sufrieron daños, se salvaron las de la Virgen del Socorro, (detrás de la Catedral), Nuestra Señora de la Misericordia, (en la calle Encarnación), Nuestra Señora de la Guía, (en el Puente Nuevo), pero no así el pequeño Cristo de los Afligidos, el cual cayó al suelo de una pedrada, y que milagrosamente no se rompió.


http://esculturayarte.com/034143/Cristo-de-los-Afligidos-en-Plasencia.html#.VvbQVUqDPIU

            Cuando aquellos  sacrílegos vándalos iban a pisotear la imagen salió un vecino llamado D. Epifanio Aceña Hernández, el cual plantó cara a aquella panda de desalmados, y recogiendo el Cristo se lo llevó a su casa, y al día siguiente lo entregó en la iglesia de San Pedro.
En el mes de junio de 1.999 la imagen de este  milagroso Cristo fue robada de su  hornacina, sin saberse hasta la fecha nada de su paradero.
            La hornacina tenía la puerta de cristal, y nada más fácil que amparándose en la noche romperle y llevárselo.
            La Asociación Cultural Placentina “Pedro de Trejo” cumpliendo uno de sus fines, como es el de proteger el patrimonio de la ciudad, adquirió al escultor Antonio Borreguero, una pequeña talla de un Crucificado, la cual sustituye al original hasta que este aparezca, si es que lo hace.
            Para evitar que se repita el suceso se encargó una puerta con el marco de hierro y el cristal  blindado.

 

Texto extraído del libro:” leyendas placentinas” de don José Sendín Blázquez

 

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