Plasencia. Siglo XVI

Plasencia. Siglo XVI
Luis de Toro, médico e historiador

viernes, 12 de junio de 2015

LEYENDAS EXTREMEÑAS.

LA LEYENDA DE RACHA RACHEL O EL CASTILLO DE PEÑAFIEL.
(Extraída del libro de Rafael Alarcón: “La otra España del Temple”. Ed. Martínez Roca)

Cuenta la leyenda que por esta tierra nuestra de la alta Extremadura, entre la sierra de Gata y la frontera portuguesa, se encuentra el río Erjas y, sobre una de sus riberas existe un pico en donde se halla el castillo de Peñafiel también llamado de Racha Rachel como así se le conocía en tiempos de moros y templarios. Era en esta época llena de mitos, de leyendas, de caballeros andantes y de hechiceros, cuando existía una gran nigromante llamada Miriam, la “egipcia”, quién vivía en un palacio subterráneo encantado y que acostumbrara a quienes por allí merodeaban, llevárselo por medio de poderosos hechizos, haciéndoles servidores suyos y manteniéndoles a su lado mediante encantamientos.
En una de tantas incursiones que los caballeros cristianos hacían en tierras moras, nuestro joven e ingenuo caballero templario, Leafar, envuelto por los encantos de una bella doncella que resulto ser la temible hechicera quién por medio de reclamos mágicos lo atrajo al interior de fatal morada. Allí permaneció el joven durante largos años, sirviendo como uno más, a veces como criado y otras como juguete de nuestra hechicera.
Cuando nuestro caballero estaba a punto de rendirse a tal fatal destino, llegó al palacio encantado una joven mora de nombre Rachel, cuya belleza había cautivado a nuestra bruja sin saber que ésta iba a ser su perdición.
El amor inundó los corazones de ambos jóvenes y esta fue la fuerza para su libertad. Durante años el joven templario había ido sustrayendo cada día un poco de oro que la bruja atesoraba, escondiéndolo bajo una piedra del bosque donde solía ir en busca de leña o caza sujeto a una cadena invisible que lo aprisionaba.
Con una parte de dicho oro, el caballero forjó un anillo y lo puso en el dedo de la hermosa Rachel, al tiempo que pronunciaba una fórmula mágica que había leído en los libros mágicos de Miriam, pero que a él no le había hecho efecto, sin embargo la joven mora quedó desencantada pudiendo huir y con el oro sustraído Rachel construyó un castillo sobre la peña más alta que dominaba el río. Se dedicó a estudiar todas las ciencias con un propósito liberar a su amado Leafar. Éste entre tanto había logrado adquirir de la biblioteca del palacio encantado todo el conocimiento mágico y plasmándolo en unos libros que entregó de forma oculta a Rachel quién seguía libre a pesar de los intentos de encantamientos de nuestra bruja, gracias al anillo de oro y a su hechizo.
Ésta envió con un gato sabio a nuestro joven la fórmula para romper su encantamiento; el caballero la recitó en voz alta y entonces, el palacio, se deshizo y él se encontró en medio del bosque al lado de la piedra en donde escondía su tesoro. Sin embargo Rachel, se olvidó de comunicar al gato sabio el lugar en dónde ella se hallaba a fin de que su amado la encontrarse.
El caballero lleno de tristeza y de esperanzas iba preguntando a las gentes por los caminos: ¿Dónde está Rachel?, a lo que respondían “Racha Rachel, no sabemos quién es” y nuestro joven caballero se iba desconsolando hasta que un feliz día al atravesar un bosque de zarzas, descubrió no lejos una peña sobre la que se alzaba un castillo; en la linde del bosque encontró una dama a la que hizo su pregunta: ¿Dónde está Racha Rachel? Pues nadie sabe dónde está ni quién es”, a lo que la joven contestó sonriendo: ”¿Racha Rachel?, ella sabe quién es”, al tiempo que señalaba hacia una hermosa doncella sentada sobre una roca.
Cuando se acercó a ella, veloz por obtener la respuesta deseada, pudo ver que no se trataba de otra que de su amada Rachel, la cual iba cada día a esperarlo allí, pues sabía por las estrellas que ése sería el lugar de su encuentro.
Rachel y Leafar vivieron para siempre en el castillo, que en su memoria de la bella mora y de la fidelidad mostrada por su amado templario recibió indistintamente los nombre de Roca de Rachel y Peñafiel.
Todavía hoy en las noches de luna llena dicen que pueden verse sus espíritus vagando entre las ruinas; pues gustan de volver aquí para recordar los años de pasada felicidad, siendo tradición que si una pareja de enamorados logra verlos serán dichosos eternamente, como ellos lo fueron...

(Imagen extraída de: www.viajarporextremadura.com/)

No hay comentarios:

Publicar un comentario